La Industria del Crucero

La industria del crucero ha experimentado un enorme crecimiento en términos de popularidad, tamaño y variedad de destinos en los últimos años, con más grandes y lujosos barcos diseñados para responder a la también creciente demanda de cruceros como opción vacacional que oferta belleza, aventura, relax y entretenimiento a pasajeros de todo el mundo.

El esplendor de los destinos turísticos y su belleza natural son esenciales para mantener tal demanda, por lo que la industria del crucero depende y está intrínsecamente vinculada a la actuación y cumplimiento de normas medioambientales.

Aunque la industria del crucero representa tan sólo una pequeña porción de la actividad marítima internacional, y las cuestiones medioambientales asociadas a la misma no sean únicas de este sector, los barcos cruceros y sus pasajeros y tripulantes generan un más significativo volumen de residuos y emisiones contaminantes, tanto en tránsito como amarrados a puerto, con un efecto también más importante sobre el conjunto de puertos y áreas costeras a lo largo de las rutas crucerísticas.

A medida que los barcos cruceros crecen en tamaño y lujo, también producen más residuos. Recientemente, la Agencia de Protección Medioambiental de los Estados Unidos estimó que, durante un viaje de una semana, un gran barco crucero con capacidad para 3.000 pasajeros y tripulantes puede producir un flujo de alrededor de 794.850 litros de aguas negras, 3.785.000 litros de aguas grises, 95.000 de aguas oleaginosas de sentina, 568 litros de residuos peligrosos, 8 toneladas de residuos sólidos y una difícilmente calculable cantidad de contaminantes atmosféricos, lo cual debe multiplicarse por los más de 200 barcos de crucero que actualmente navegan las rutas marítimas los 365 días del año.

De hecho, se ha sugerido que los barcos de crucero constituyen alrededor del 77% de la polución marina en todo el mundo.

Estos residuos representan una fuente significativa de sustancias patógenas y tóxicas que, de no ser tratadas y eliminadas adecuadamente, pueden tener un serio efecto en la salud humana, además de la perturbación y destrucción de bancos pesqueros y preciosos ecosistemas marinos tales como los arrecifes de coral.

El aspecto más preocupante de toda esta situación es que la eliminación de residuos de los barcos cruceros presenta deficiencias de regulación, y los residuos pueden ser arrojados a tan sólo una pocas millas de las costas (volviendo a las mismas por corrientes oceánicas) en lugar de proceder a la instalación de un adecuado sistema de tratamiento a bordo.

Inicialmente, las eliminaciones de residuos desde la mayoría de los barcos de crucero excedían los niveles de calidad de agua establecidos por autoridades nacionales y asociaciones y organismos internacionales en relación a concentración de bacterias, metales, hidrocarburos y plásticos. En muchos casos, no existía control, sistemas de coerción ni recurso alguno para las autoridades locales si las compañías del sector violaban las regulaciones existentes sobre polución.

No obstante, los repetidos escándalos públicos por abusos medioambientales cometidos por compañías de cruceros, que incluyen un número de epidemias víricas y bacteriológicas, son un serio problema que ha causado severas dificultades y pleitos judiciales a estas organizaciones, indicando la necesidad de una monitorización más estricta de vertidos de residuos, y presionando a la industria a adherirse a nuevos códigos éticos y procedimentales en la aplicación de tecnologías más avanzadas de tratamiento de residuos que cumplan estándares y procedimientos de control medioambiental más rigurosos.

Es este respecto, debe prestarse especial atención a la presión ejercidas por localidades y áreas costeras sin presencia de amplias infraestructuras portuarias comerciales, que se quejan de problemas en la calidad del aire derivados de las emisiones gaseosas producidas por motores diesel e incineradores situados a bordo de cruceros durante su permanencia en puerto.

Aunque la industria del crucero se presenta de forma incesante como colaboradora con el medio ambiente, la realidad es que existe una larga historia de infracciones legales, búsqueda de todo tipo de concesiones y exención de regulación por parte de grupos de presión y legisladores locales; además de la progresiva acumulación de cientos de violaciones sobre contaminación, que han resultado en acciones coercitivas de más alto nivel y el pago de millones de dólares en concepto de multas medioambientales por vertido ilegal de aguas residuales, basura y otros desperdicios tóxicos en aguas costeras e internacionales.

Estos casos han involucrado tanto a pequeñas como a grandes empresas de cruceros en una diversidad de circunstancias concomitantes y volumen de vertidos, que también varía ampliamente, desde toneladas de combustible y residuos sólidos hasta gotas de pintura vertidas al agua durante el pintado del casco de barcos.

Con respecto a las causas, en algunos casos los incidentes medioambientales son accidentales, resultantes del mero error humano o fallo mecánico, como pueden ser numerosos vertidos relacionados con combustible que involucran a barcos cruceros repostando en puerto. En otros casos, el daño medioambiental es causado en circunstancias que no pueden ser determinadas a tenor de la información disponible.

Finalmente, ha habido casos de compañías involucradas en vertidos que han sido juzgados como intencionales, incluyendo un número de casos en los que compañías de cruceros se han declarado culpables de la realización intencionada, regular y rutinaria de vertidos de residuos peligrosos en las aguas, utilización permanente de sistemas de canalización para la evacuación de residuos oleosos directamente por la borda, uso de canalizaciones de circunvalación que permitían a sus empleados evitar los sistemas de control de polución y descargar vertidos líquidos desde el barco sin previo procesamiento, fallo en el mantenimiento de registros de vertido de residuos, presentación de registros falsos durante procesos de investigación por polución medioambiental, etc.

Como ejemplo, podemos citar el reconocimiento de culpabilidad por parte de ejecutivos de Royal Caribbean por varios episodios de vertido de residuos tóxicos en aguas del Paso Interior de Alaska en 1.999, que desató una agitada actividad entre las organizaciones medioambientales vecinales, y un agresivo esfuerzo hacia el cumplimiento de regulaciones medioambientales, promoviendo el desarrollo e implementación de diversos programas de monitización de emisiones atmosféricas más limpias y vertidos de aguas y residuos desde 2.000.